Se acerco a mi,
y con su pequeña pero potente voz,
me pregunto;
¿Cuanto falta?
Faltan 2 días, le conteste.
¿Y sera que vendrán?
Seguro hija ellos nunca fallan,
¡ellos siempre están pendientes!
¡Jamas se olvidan de nosotros!
¿Pero como van a hacer ahora papa?
¡es que están tan lejos!
Y ademas, ya ha pasado mucho tiempo,
mucho tiempo sin que sepamos de ellos!
El silencio de mi voz lleno el ambiente,
no tenia la respuesta para esa pregunta,
a pesar de saber que tarde o temprano,
la tendría que responder.
Ya para ese instante,
mi corazón latía con violencia.
un caudal de sentimientos encontrados,
rabia, tristeza, dolor, soledad,
se arremolinaban dentro de mi ser.
Y rompí a llorar.
sabia que ellos ya no vendrían,
ni mañana ni nunca,
que ahora solo me queda esperar mi turno,
esperar la clemencia y misericordia,
para que nos volvamos a encontrar.
Fue cuando sentí sus abrazos,
sus palabras de consuelo,
y el dulce susurro de la promesa
resonando suavemente en mis oídos.
!!!Esto también pasara.¡¡¡
Y entonces seremos otra vez.
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