domingo, 17 de julio de 2016

De Soledades y Silencios.

Los seres humanos somos por naturaleza gregarios. Son raros y aislados los ermitaños y solitarios. Por norma general nos desenvolvemos a lo largo de nuestra vida en núcleos sociales, conviviendo con nuestros congéneres.

Pero en algunas ocasiones para cumplir con compromisos laborales y profesionales, muchos de nosotros nos vemos en la obligación de separarnos de nuestro núcleo familiar y social.

En mi caso tengo que ausentarme de la casa por largos periodos de tiempo, e ir a trabajar en sitios distantes. Muchas cosas ocurren durante estas ausencias, pero las dos peores son la soledad y el silencio.

La soledad por un lado, es opresiva, a pesar de que durante el día te encuentres rodeado de compañeros de labor, al llegar la noche tienes que enfrentar el hastió de no tener a tus seres amados a tu lado.

Por otro lado esta el silencio, no poder comunicarse constantemente con quienes uno ama y que son parte importante de nuestro ser, llega a ser opresivo e irritante.

Pero en medio de estas presiones siempre hay un recurso que nos alivia y conforta, ¡El Amor! Solo con la fortaleza que nos da ese sentimiento maravilloso es que podemos superar estas vicisitudes y llegar a salvo al final del viaje.

Acudo entonces ami valija de recuerdos gratos (y no tan gratos) Escojo uno y lo rememoro y  me enfoco en ese momento, saboreando cada instante y dando gracias a Dios por permitirme vivir de nuevo esos momentos, agradeciéndole la dicha inmensa de formar parte de una familia y de que esas Soledades y Silencios sean solo temporales.... porque se muy bien que esto también pasara.









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